Si quieres sumergirte en la esencia cultural y culinaria de Mauricio, una ruta hacia este descubrimiento otorgada explorando los variados mercados del país es imprescindible. A menudo ubicados en el corazón de pueblos y ciudades, estos bazares, como los llaman comúnmente los lugareños, tienen cada uno su propia individualidad y atmósfera.
Flacq, el auténtico mercado por excelencia
El < El bazar Flacq, el mercado al aire libre más grande de la isla, se despliega en una explosión de colores. Todos los días abre sus puertas, pero es el miércoles y el domingo cuando está en pleno funcionamiento con todos los stands instalados. El espacio está diseñado para permitir un cómodo paseo entre frutas y verduras locales, en un concierto de diálogo entre comerciantes y clientes. Hay una agradable sensación de convivencia y de compartir. Allí encontrará, entre otras cosas, mariscos capturados del día, y la irresistible vainilla, el buque insignia culinario de lugar. Allí le espera una magnífica variedad de infusiones y, ¿por qué no degustar un delicioso zumo de caña, cuya frescura proviene de las plantaciones de los alrededores?
El bazar de Port Louis, el corazón vivo del entretenimiento
El mercado de la capital abraza y refleja el carácter pintoresco de la vida de Mauricio. Inaugurado en 1828, es uno de los bazares más antiguos, un verdadero mosaico de vida y colores. Los comerciantes compiten con ingenio para atraer clientes, a quienes no les importa negociar. Nos sumergimos en una atmósfera vibrante, experimentamos los sabores con fideos recién hechos, listos para ser cocinada al estilo mauriciano: patatas fritas o caldo. Los espacios del mercado están bien definidos: provisiones en la planta baja, artesanía en la planta superior. Incluso hay un rincón reservado especialmente para los gourmets, donde se pueden saborear las especialidades culinarias locales: dholl puri, farata, alouda, bollería y más.
El mercado de Grand Baie, el estilo de los colores
El bazar Grand Baie, inaugurado en el año 2000 y situado a cinco minutos del centro de la ciudad, es un colorido mosaico de pintorescas tiendas y restaurantes. Las figuras de Buda chino que dan la bienvenida a los visitantes en la entrada prometen buena suerte, felicidad y prosperidad si, según cuenta la leyenda, les tocas el vientre. Su singularidad radica en la ausencia de venta de verduras y otros productos alimenticios, aunque sí existe una zona de restauración. Este mercado es una representación ideal de la diversidad cultural de la isla. Desde ropa tradicional, como faldas de sega y pareos, hasta souvenirs exóticos como conchas o dodos de madera hechos a mano, puedes encontrar de todo. Y para vivir una experiencia auténtica, pruebe la henna en uno de los puestos locales.
El mercado de Mahebourg, donde la convivencia rima con la sencillez
El mercado de Mahebourg, que se extiende al sur de la isla y a tiro de piedra de la famosa explanada, encarna el verdadero mercado de Mauricio. La bienvenida es tan cálida que casi se siente como en familia. Los residentes locales son conocidos por su generosidad y amabilidad. Puedes encontrar flores frescas, comida callejera local, pescado del día, entre los mejores de la isla, gran variedad de verduras y especias. La cacofonía de colores brillantes y el aroma de frutas tropicales te sumergirá en una atmósfera exótica. Te tentarás a probar samosas picantes, chili cakes y otros platos fritos, servidos en la parte trasera de las motos o en pequeños puestos.
El mercado de Quatre Bornes, favorito después del de Port Louis
< p>El conocido mercado Quatre Bornes recibe visitantes varias veces a la semana. Los miércoles y sábados son el lugar de encuentro de las verduras, y las delicias sartoriales se desarrollan los jueves y domingos. Muy popular en toda la isla, allí encontrarás ropa de moda a buenos precios. También ofrecemos tejidos: tapices indios, manteles, ropa tradicional… Este es el lugar en visita para comprender la cultura urbana local. En cuanto al catering del establecimiento, podrás degustar un sinfín de platos típicos, desde briani hasta mina frita y dholl puri.











